sábado, 17 de marzo de 2012

El suicidio desde el otro lado

Lo que a una persona le ocurre es característico de ella. Ella representa un molde y todas las piezas encajan. A medida que la vida avanza, una tras otra caen en su sitio según algún designio predestinado.  
C.G. Jung


Hace tiempo comenzó a darse una especie de moda, algunos la recuerda, otros siguen estancados en ella, los conocían como “emos”; estas personas que pretendían o expresaban su sentir de ese modo. Este tipo de tribus sociales tenían varios “atributos” que los distinguían, como el vestir de negro, un mechón sobre el rostro, o escuchar música algo deprimente, este tipo de música tiene sus orígenes en los años 80 junto con el HardCore Punk, aunque en las nuevas tribus este origen ha desaparecido o muchos ni siquiera lo saben, cabe mencionar que todos tienen una característica que es difícil de ocultar… La mayoría de los pertenecientes a la tribu tienen algún trastorno depresivo.
 
Depresión viene del latín depressio: hundimiento. El paciente se siente hundido con un peso sobre su existencia.

Es un trastorno afectivo que varía desde: bajas transitorias del estado de ánimo que son características de la vida misma, hasta el síndrome clínico, de gravedad y duración importante con signos y síntomas asociados, marcadamente distintos a la normalidad.

Aunque para muchas personas es fácil utilizar este término como referencia hacia un estado de ánimo en general que define tristeza, y aunque el termino tristeza puede ser o tener una forma ambigua para referirse a un estado de ánimo.

Las personas deprimidas por lo regular pasan mucho tiempo triste (un periodo de pena que se prolonga más de 2 meses por lo general), no tienen ánimos de realizar sus actividades de forma normal, se sienten desanimadas y sin fuerzas para continuar, a su alrededor forman un panorama de desolación y desamparo, pierden la esperanza en todo  lo que les rodea y al final pierden la fe en su familia, amigos y en si mismo.

Comienzan a aislarse, primero dejan de ir al trabajo, luego dejan de salir de su casa, y por último se aíslan en su cuarto o baño. Después lentamente, poco a poco llegan las ideas suicidas, comienzan por un… y si lo hiciera, y si yo desaparecía, para dar paso a los primeros intentos experimentales; y es aquí donde las mujeres y los hombres presentan patrones diferentes al momento de comenzar a experimentar con su forma de muerte.

Por ejemplo las mujeres recurren a venenos y pastillas, los hombres recurren a utilizar un arma o a colgarse.

Algunos prefieren experimentar con al automutilación, y buscan una zona de su cuerpo que ellos consideran vulnerable, y si creen que solo recurren a cortarse las muñecas están equivocados. Hay quienes prefieren cortar su cuello un poco, o cortar sus antebrazos, los tobillos, las rodillas, el área de flexión del codo.

Los primeros cortes son para probarse a sí mismos que pueden hacerlo, para ver como sangran, o simplemente para intentar ver que tan lejos pueden llegar la primera vez. Al momento de comenzar a cortar, muchos refieren que no llegan a sentir dolor, sin embargo comienzan a experimentar una ligera sensación de alivio y de bienestar temporáneo, esta sensación es promovida por las endorfinas que son liberadas cuando la agresión en nuestra piel inicia.

Después de un par de cortes y que la sensación de alivio comienza a invadir al suicida, la calma inicia, para algunas personas esa sensación de bienestar y esa sensación es comparable con la de liberación, asi que luego de que las endorfinas se normalizan en la circulación y el dolor nuevamente llega sumado con el que sienten por la automutilación buscan de nuevo esa sensación de bienestar y de alivio que no se compara con alguna otra sensación que ellos piensan son incapaces de sentir de algún otro modo. Así que luego de recuperarse del intento inicial vuelven a auto mutilarse pero esta vez van más adentro, hieren más fuerte; o utilizan las heridas iniciales para volver a penetrar más y más.

Pero la sensación de bienestar y satisfacción no dura mucho o no es suficiente, así que necesitan más; es cuando comienza la adicción al “dolor”.

También están los suicidas definitivos aquellos que tras tomar un arma o una soga se cuelgan, no deja nota, no se despiden simplemente se liberan a sí mismos de todo (si es que se puede decir que eso hacen) para continuar más allá o simplemente dejar todo atrás.

Pero aunque para muchos es demasiado fácil juzgar a un suicida, habría que analizar el acto del suicidio en si como una acción sin fin. Simplemente como una forma de finalizar un ciclo, para muchos suicidas el terminar con su vida no tiene mayor objeto que el contradecir o el tomar las riendas de su vida y tomar una decisión cuando terminar. Por lo regular se sienten hartos de vivir, de seguir reglas, de luchar por algo que ellos ven como una meta tonta. Podría compararse el suicidio con un camino, todos pueden recorrerlo algunos tropezaran o tomaran desvíos (que son las personas que continúan su vida de manera normal, están los que se quedan en algún punto (por ejemplo los que pudieron ser rescatados o los falsos suicidas, que son aquellos que dan señales de alarma simplemente para poder obtener un beneficio de sus intentos) y finalmente los que llegan a la meta y ahí terminan.

Hablando de aquellos que sobreviven (los que llevaron a cabo intentos reales pero por alguna circunstancia no terminaron de completar su meta) son personas que llevaran esa marca consigo para siempre, y no solo en su piel, sino en sus mentes; lucharan cada día, cada minuto y cada segundo para no volver a caer en un intento (en caso de los “reformados”) o volverán a cometer intento tras intento hasta lograrlo.

Conozco a alguien que sigue en su camino hacia la “normalidad” y cuando le preguntas cada vez, que sentía siempre responde del mismo modo enigmático, sientes que una llama penetra en ti, te invade, carcome tu mente, se adueña de tu ser. Invade todo lo que tienes hasta dejarte vacío, te habla al oído para darte solo una opción. Terminar.
Sin embargo… al preguntarle que siente ahora que lucha contra su instinto por terminar con su vida, sonríe lentamente y dice mirándote a los ojos:

Elige amar en lugar de odiar.
Elige perseverar en lugar de llorar

Elige crear en lugar de destruir

Elige perseverar en lugar de renunciar

Elige alabar en lugar de criticar

Elige curar en lugar de herir.

Elige actuar en lugar de aplazar

Elige crecer en lugar de empequeñecerte

Elige bendecir en lugar de blasfemar

Elige vivir en lugar de morir.
(Autor desconocido)
Lleva consigo cada dia, cada hora esta forma de pensar.

RockMaddie

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