martes, 10 de enero de 2012

Cuando un fanático se vuelve peligroso


Hace 4 años me topé con un libro llamado “RESPIRA”  es de la joven Anne Sophia Brasme. Habla sobre la lenta evolución de una chica normal a fanática obsesiva. La falta de apoyo por parte de su madre y la ausencia paterna terminaron por moldear una personalidad peligrosa.


Como toda adolescente lo que comenzó con falta de seguridad, baja autoestima y una percepción distorsionada de la realidad sobre sí misma y lo que la rodeaba, termino en el asesinato de su mejor amiga.

La idea de acechar a su amiga, saber todo lo que sucedía en su vida, conocer los detalles de su mundo; eran parte de una motivación que ella percibía para sentir como su mundo se completaba, sentía que su vida tenía sentido al saber, conocer, sentir que amaba de un modo distorsionado a esa otra persona. La fantasía constante de querer ser similar a esa persona o ser parte de su mundo ideal donde esa otra persona y ella formaban una familia o una pareja fue invadiendo su cerebro y su subconsciente lentamente hasta no permitirle vivir de un modo tranquilo.

Estas personas invaden la vida de ese personaje de un modo sencillo e inocente como parte de un hobby; como ejemplo, esos seguidores que visitan páginas de sus ídolos para conocer las últimas noticias, y comienzan no solo a visitar sus páginas oficiales, sino a buscar con mayor frecuencia más y más datos. Luego quiere ser dueño de algo de esa persona, y cuando lo consigue no para con solo ser dueño de una sola cosa (ropa, objeto, perfume, colilla de cigarro, servilleta, cualquier cosa que haya sido tocada por esa persona) hasta querer conseguir más y más objetos; estar cerca de ellos, oler como ellos y en un grado extremo invadiendo con su vida la vida de la otra persona.

No es de sorprender que pronto se comiencen esas fantasías donde se toma el lugar de esa persona abandonando su personalidad original, situándose a si mismo en una serie de escenarios diversos donde forma parte primordial de los pensamientos de su admirado.

Es por eso que hay fanáticos que invaden las casas de sus artistas, hurgan en su basura en busca de algo para aumentar su colección, o terminan matándolos como en el caso de Lennon o Selena. Que terminaron con la vida de sus ídolos porque consideraban que eran demasiado buenos para este mundo.

La mentalidad de un fanático es muy frágil e imprecisa; ya que son cambiantes, peligrosos, pierden la noción de la realidad y sobre todo hay algunos que pueden llegar a agredir su propia identidad con tal de lucir como su estrella (como aquellos que se operan para verse o lucir lo más cercanamente posible, los imitadores y demás ejemplos).

He leído sobre la necesidad de establecer o tener un héroe que nos sirva de ejemplo o de modelo, alguien a quien considerar como superior a nosotros, de esa sensación de conexión que se siente con alguien en determinado momento; pero es peligroso cuando la persona pasa de ser obsesivo… a situarse en la vida de su ídolo.

Un ídolo hasta cierto punto es sano, querer ser como el, hacer lo que él hace y también querer vivir su vida es ya algo que se desvía de un punto sano.

Un Fanático escoge vivir una vida paralela a un artista acompañando sus triunfos y fracasos. Un fanático obsesivo o un fanático asesino se transforman en un peligro para el artista de su devoción.

RockMaddie

1 comentario:

  1. cañon!! yo creo que hay q buscarse buenos (Indiolos!) digo idolos yo admiro mucho a Confucio. Michael Jordan Aristegui entre otros y eso de fanáticos es un extremo !! estamos de-acuerdo que cualquier extremo es peligroso

    ResponderEliminar